Dietas Antienvejecimiento: ¿Qué dice la ciencia?

BY Dra Clara Font Bernet

En la búsqueda por prolongar la juventud y la vitalidad, las dietas antienvejecimiento han ganado popularidad, prometiendo retrasar o incluso revertir el proceso de envejecimiento. Sin embargo, es esencial analizar críticamente estas afirmaciones y distinguir entre hechos respaldados por la ciencia y conceptos erróneos.

1. Restricción Calórica: Menos es más

La restricción calórica (RC), que implica reducir la ingesta de calorías sin causar deficiencias nutricionales, ha sido ampliamente estudiada en animales. Sin embargo, los estudios en humanos también han comenzado a arrojar resultados interesantes. En el Estudio de Restricción Calórica de Estados Unidos (CALERIE), se observó que una reducción del 25% en la ingesta calórica durante dos años tenía efectos beneficiosos sobre la salud metabólica, incluyendo mejoras en la presión arterial, los niveles de glucosa y el colesterol.

Por ejemplo, un estudio reciente realizado por investigadores del National Institute on Aging encontró que la restricción calórica mejoró la salud cardiovascular en personas mayores, reduciendo la inflamación y mejorando la función endotelial, lo que es crucial para la salud de los vasos sanguíneos. Sin embargo, los estudios aún son limitados en cuanto a la extensión de la vida humana, y algunos expertos señalan que la adherencia a largo plazo podría ser un desafío significativo.

2. Ayuno Intermitente: Beneficios para la salud metabólica

El ayuno intermitente es una estrategia dietética que alterna períodos de ingesta de alimentos con períodos de ayuno. En lugar de reducir las calorías a lo largo del día, como en la restricción calórica, el ayuno intermitente se centra en el momento de la ingesta. Existen varias formas de ayuno intermitente, como el ayuno de 16 horas con una ventana de 8 horas para comer o el ayuno de 24 horas en días alternos.

El interés en el ayuno intermitente ha crecido, debido a sus posibles beneficios para la salud metabólica y la longevidad. En estudios con animales, el ayuno intermitente ha mostrado efectos positivos en la reducción de la grasa corporal, la mejora de la sensibilidad a la insulina, y la promoción de la autofagia, un proceso celular que ayuda a limpiar y reciclar componentes dañados. A nivel molecular, el ayuno intermitente activa las vías relacionadas con la longevidad, como la sirtuina y la AMPK, que están asociadas con la reparación celular y la mejora de la salud metabólica.

En humanos, aunque los estudios son preliminares, algunos ensayos han mostrado que el ayuno intermitente puede tener efectos beneficiosos en el control del peso, la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas, y la mejora de la función cerebral. Sin embargo, la ciencia aún está explorando los efectos a largo plazo de esta práctica sobre la longevidad.

Figura 1. Hipnograma de un adulto sano

3. Dietas Cetogénicas: Grasas como fuente de energía

Las dietas cetogénicas son aquellas en las que se reduce drásticamente el consumo de carbohidratos y se aumenta la ingesta de grasas. Este tipo de dieta induce un estado metabólico conocido como cetosis, donde el cuerpo comienza a utilizar las grasas como fuente primaria de energía en lugar de los carbohidratos. Se ha mostrado eficaz en el tratamiento de ciertas enfermedades neurológicas, como la epilepsia, y también se ha promovido como una forma de perder peso.

Respecto al envejecimiento, algunos estudios sugieren que la cetosis podría tener efectos protectores en el cerebro, ayudando a reducir la inflamación y mejorando la función cognitiva en modelos animales. Sin embargo, a pesar de estos beneficios potenciales, los efectos a largo plazo de las dietas cetogénicas sobre la longevidad humana son inciertos. Además, las dietas cetogénicas pueden ser difíciles de mantener debido a su restricción de alimentos ricos en carbohidratos, como frutas, verduras y cereales integrales, lo que puede llevar a deficiencias nutricionales si no se siguen adecuadamente.

Aunque algunos defensores de la dieta cetogénica sugieren que puede retrasar el envejecimiento al reducir los picos de insulina y mejorar la salud metabólica, se necesita más investigación para confirmar estos efectos en seres humanos y su relación con la longevidad.

Figura 2. Disminución fisiológica de la producción de melatonina con la edad

4. Alimentación restringida en el tiempo

La alimentación restringida en el tiempo (TRF, por sus siglas en inglés) es un patrón de alimentación que limita las horas en las que se consume comida. A menudo, esto implica comer durante un período de 8-12 horas y ayunar durante las horas restantes del día, lo que puede alinearse con el ritmo circadiano natural del cuerpo. De hecho, la alimentación restringida en el tiempo incluye algunos patrones de ayuno intermitente. 

En estudios preliminares, se ha demostrado que la alimentación restringida en el tiempo mejora la regulación de la glucosa, reduce la grasa abdominal y mejora la salud metabólica. También se ha sugerido que esta práctica podría ayudar a proteger contra enfermedades crónicas asociadas con el envejecimiento, como la obesidad y las enfermedades cardíacas.

Sin embargo, aunque los resultados en animales son prometedores, la evidencia en humanos es aún limitada. Aunque algunos estudios sugieren que TRF puede tener efectos positivos en la salud metabólica y la longevidad, se necesita más investigación para determinar si estos beneficios son significativos a largo plazo y si realmente tienen un impacto directo en el envejecimiento.

5. Restricción de proteínas y aminoácidos específicos: Menos es más… o No?

La restricción de proteínas es una estrategia en la que se reduce el consumo de proteínas para ralentizar el proceso de envejecimiento. Se ha sugerido que la restricción de proteínas, especialmente de aminoácidos específicos como la metionina, podría activar las vías biológicas relacionadas con la longevidad, como la vía de la sirtuina, que está involucrada en la regulación de la reparación celular y el metabolismo.

En estudios animales, la restricción de proteínas ha mostrado aumentar la esperanza de vida y retrasar enfermedades relacionadas con la edad. Sin embargo, en humanos, reducir demasiado la ingesta de proteínas puede tener efectos adversos, como la pérdida de masa muscular y la disminución de la función inmunológica, lo que podría ser contraproducente para la salud general.

Como sugiere la investigación, un enfoque equilibrado en el consumo de proteínas parece ser la mejor opción para mantener una buena salud en la vejez, en lugar de restringirlas excesivamente.

6. Dieta Mediterránea: Un enfoque equilibrado para la Longevidad

La dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, granos enteros, pescado, aceite de oliva y frutos secos, ha sido asociada durante mucho tiempo con una vida más larga y saludable. Esta dieta se basa en patrones alimenticios tradicionales de países como Grecia e Italia y se ha demostrado que tiene efectos positivos en la salud cardiovascular, reduciendo el riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y ciertos tipos de cáncer, todos ellos factores clave para un envejecimiento saludable.

Estudios recientes en humanos han respaldado estos beneficios. Un ensayo clínico realizado en España, conocido como el Estudio PREDIMED, mostró que los participantes que seguían una dieta mediterránea, ya sea con un aumento de aceite de oliva o frutos secos, tenían un riesgo significativamente menor de sufrir enfermedades cardiovasculares. Además, los participantes en este grupo también mostraron mejoras en sus marcadores de inflamación, un proceso que se ha vinculado con el envejecimiento acelerado.

7. Nutrición y activación de las vías de longevidad

Una estrategia clave en la nutrición antienvejecimiento consiste en priorizar alimentos con alta densidad nutricional —es decir, aquellos que aportan una gran cantidad de micronutrientes, antioxidantes y compuestos bioactivos por caloría— y que al mismo tiempo tienen el potencial de activar rutas celulares asociadas con la longevidad. Nutrientes como el resveratrol (presente en uvas y frutos rojos), la fisetina (en fresas y manzanas), el sulforafano (en vegetales crucíferos como el brócoli), y la quercetina (en cebollas y alcaparras), han demostrado en estudios preclínicos su capacidad para modular vías clave como las sirtuinas (SIRT1), la AMPK y la inhibición de mTOR. Estas rutas están directamente implicadas en procesos como la reparación celular, la autofagia, la protección frente al estrés oxidativo y la regulación metabólica, todos ellos fundamentales para ralentizar el envejecimiento biológico. Además, dietas basadas en alimentos integrales, vegetales coloridos, especias y grasas saludables, no solo aportan estos compuestos, sino que también reducen la carga inflamatoria y mejoran la función mitocondrial, lo que se traduce en una mayor resiliencia celular y mejor calidad de vida a largo plazo.

Conclusión: Un enfoque equilibrado y personalizado

Aunque las dietas antienvejecimiento han ganado atención, los estudios en seres humanos son aún limitados y los resultados son variados. Si bien algunas de estas dietas, como la restricción calórica o el ayuno intermitente, pueden tener beneficios para la salud metabólica y la longevidad, los efectos definitivos sobre el envejecimiento aún no están claros.

El mejor enfoque sigue siendo una dieta equilibrada, que incluya alimentos ricos en nutrientes, fibra, grasas saludables y proteínas de calidad, combinada con ejercicio regular y otros hábitos saludables. Si decides probar una de estas dietas, es recomendable que consultes con un profesional de la salud actualizado para asegurar que se adapta a tus necesidades y no pone en riesgo tu bienestar general.

 

Artículo escrito por
Dra Clara Font Bernet

Lee, M. B., et al. (2021). Anti-aging diets: Separating fact from fiction. Science
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